María Brito, propietaria de un salón de belleza ubicado en Villa María, contó que su negocio está a punto de cerrar. Se debe a que sus clientes también viven directa o indirectamente del comercio, de actividades como venta de helados, jugos, colmados, sastrerías, ebanisterías, entre otras, y que por incidencia de la falta de energía eléctrica sus negocios están en estado de precariedad, por lo que utilizan cada vez menos los servicios del salón de l de María.
Manuel Méndez, propietario de una sastrería ubicada en Villa María, contó que eliminó de su taller las máquinas eléctricas y compró un par de máquinas de pedal, para así olvidarse de la electricidad. Pero esto tiene un inconveniente: la producción ha bajado, porque el trabajo se hace más lento y los clientes tienen que esperar más por la entrega.
A su vez, Luis Salcedo, empleado del colmado Ortiz, en el ensanche La Fe, contó que mientras la factura de electricidad es cada vez más alta, los apagones son más prolongados. Los productos como quesos, jamón, chuleta, se daban con frecuencia y tienen que tirarlos a la basura.
Al grito
ueños de colmados, cafeterías y peluquerías de Villa Juana se quejaron de la misma situación.
En Villa Consuelo, en el taller de ebanistería Martínez, su propietaria Mercedes Martínez contó que durante las horas laborables prácticamente no tiene electricidad que no sea de sus plantas propias de emergencia, lo que dijo, le incrementó sus costos.
Las claves
1. Apagones
En algunas zonas de Villa Consuelo se produce un apagón de 11:00 de la mañana a 7:00 de la noche, y se repite una hora después, a las 8:00 p.m., contaron residentes.
2. Factura
Pese a que tienen que trabajar con plantas propias, por los apagones que prácticamente son corridos en las horas laborables, hay negocios a los que le llega la factura de RD$9,000, RD$10,000 y hasta de RD$14,000 mensuales, dijeron dueños de pequeños comercios.
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